Las instituciones son reglas, normas y comportamientos compartidos que una sociedad considera legítimos para alcanzar ciertos fines. En una democracia, es fundamental que exista confianza o al menos una expectativa común de que estas reglas permitirán resolver problemas colectivos. Cuando esa confianza se pierde, la democracia se debilita (Murakami & Pozsgai-Alvarez, 2024).
Un caso claro de este debilitamiento institucional se refleja en la gestión de la actual presidenta del Perú, Dina Boluarte. A mediados de 2024, una encuesta de Datum Internacional para el diario El Comercio reveló que apenas el 5% de la población aprobaba su desempeño. Su impopularidad ha sido constante desde que asumió el cargo en diciembre de 2022. En ningún momento logró superar el 20% de respaldo.
La cifra de 5% la ubica por debajo de expresidentes como Alan García (6% en 1989), Alejandro Toledo (7% en 2004) y Ollanta Humala (14% en 2016), lo que convierte a Boluarte en la mandataria con menor respaldo popular del que se tenga registro. En regiones como el sur del país, epicentro de las protestas sociales en su contra, con un saldo de decenas de personas fallecidas, su aprobación desciende hasta el 3% (El País, 2024).
Los datos disponibles hasta 2025 no solo confirman, sino que profundizan esta tendencia de deterioro institucional. La aprobación presidencial ha seguido una línea descendente constante. En enero de 2023, Boluarte comenzó con un 20% de respaldo. A diciembre de 2024, esa cifra cayó hasta el 4% (Ver Figura 1). En paralelo, su desaprobación se elevó de un 71% al 91% en el mismo periodo, consolidando el rechazo sostenido de la ciudadanía hacia su gestión (Ver Figura 2).
Este desplome no es un fenómeno aislado: el Congreso de la República atraviesa una crisis de legitimidad igual o más pronunciada. Desde 2023 hasta 2025, su desaprobación se mantuvo por encima del 80%, llegando a 88% en enero de 2025 (Ver Figura 3), mientras que su aprobación no superó en ningún momento el 14%, cayendo incluso al 7% en enero de este año (Ver Figura 4). Esta percepción negativa persistente hacia ambas instituciones refuerza la idea de un quiebre profundo en el vínculo entre representantes y representados.
El rechazo casi unánime hacia el Ejecutivo y el Legislativo refleja una amplia desconfianza hacia el sistema democrático. Si la ciudadanía no percibe que sus instituciones son capaces de representar sus intereses o resolver sus problemas, entonces no solo se pone en cuestión a quienes ocupan los cargos, sino al marco democrático en sí mismo.
Referencias bibliográficas
Gómez R. (11 de junio de 2024). La presidenta Dina Boluarte cae hasta el 5% de popularidad: récord histórico de desaprobación en Perú. El País. https://elpais.com/america/2024-06-12/la-presidenta-dina-boluarte-cae-hasta-el-5-de-popularidad-record-historico-de-desaprobacion-en-peru.html
Murakami, Y., & Pozsgai-Alvarez, J. (2024). Un análisis de la democracia peruana durante la crisis política.