El 2 de junio de 2024, los Estados Unidos Mexicanos se enfrentará a una nueva disyuntiva política en un contexto marcado por una serie de problemáticas sociales, económicas y de seguridad ciudadana. Los candidatos presidenciales de este año se encuentran ante un reto crucial, pues esta elección definirá el futuro del pueblo mexicano que anhela soluciones ante la incertidumbre y los desafíos que enfrenta el país. Por ejemplo, el crimen organizado ha normalizado el miedo en México, con un aumento del 64.2% en 8 años y teniendo entre las víctimas a 20 candidatos políticos asesinados. La violencia contra las mujeres también es alarmante, con una cifra de 4,817 feminicidios registrados desde 2018. En el ámbito social, la crisis migratoria y la exigencia de visas para países centroamericanos genera tensión. Y económicamente, la gentrificación por parte de extranjeros afecta la vida de los residentes locales. Ante este panorama ¿es posible que las nuevas elecciones conduzcan a un líder capaz de implementar las políticas públicas que México necesita para avanzar en los próximos años?
La contienda electoral del 2024 presenta a tres candidatos principales: Jorge Álvarez Máynez, el socialdemócrata representando al partido “Movimiento Ciudadano”; Claudia Sheinbaum, la representante de la coalición de izquierda «Sigamos Haciendo Historia» conformada por Morena, Partido del Trabajo (PT) y Partido Verde Ecologista de México (PVEM); y para finalizar Xóchitl Gálvez, la candidata de derecha que postula por la agrupación política «Fuerza y Corazón por México», integrada por Partido Acción Nacional (PAN), Partido Revolucionario Institucional (PRI) y Partido de la Revolución Demócrata (PRD). Es notable cómo estas dos candidatas son las preferidas del público disputándose el posible título de la primera mujer presidente de México en la historia.
Durante este periodo de campaña, el desempeño de los candidatos presidenciales y sus aliados, al comunicar sus propuestas para abordar las diferentes problemáticas que aquejan a México, han dejado mucho que desear. Esta situación se ha evidenciado claramente en los tres debates presidenciales realizados. Para empezar, la candidata Claudia Sheinbaum ha centrado su discurso en elogiar las acciones del actual gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), y su propio desempeño como jefa de gobierno en la Ciudad de México, en lugar de presentar propuestas concretas para abordar los problemas que afligen al país. Por su parte, Xóchitl Gálvez, ha mostrado una actitud confrontacional al defender sus ideas y atacar a la candidata Sheinbaum. Esto generó la percepción de una figura exagerada entre algunos sectores del electorado. En el caso de Jorge Álvarez Máynez, inicialmente se presentó como un desconocido con una personalidad agradable, aunque se ha mostrado más serio en el último debate.
Podemos observar diversos ejemplos de ataques en los debates y en campañas. Principalmente entre las dos candidatas presidenciales del país norteamericano. Se ha observado en Gálvez una tendencia a desacreditar a Sheinbaum en el tema de los programas sociales. Afirma que, de ganar la presidencia de México, reduciría o eliminaría dichos programas. Sin embargo, esta afirmación es falsa. No es posible reducir o eliminar los programas sociales existentes, y la propia candidata cambió de opinión al reiterar su compromiso de preservarlos. Cabe destacar que, además, los programas sociales forman parte de la Constitución mexicana y por tanto no se pueden quitar tan fácilmente. Además, Sheinbaum tildó a Gálvez de corrupta “por el tipo de contratos que ella acepta cada vez que ha sido funcionaria pública”. En respuesta, Xóchitl Gálvez acusó a Claudia Sheinbaum de ser una narco candidata porque el partido de Morena, al que pertenece la candidata, posteó un meme que decía “un verdadero hombre nunca habla mal de AMLO” con la imagen de la Santa Muerte. Más tarde, la candidata de oposición declaró que usó ese término por el libro La historia secreta, de Anabel Hernández. Aunque luego confesó no haber leído el libro antes del debate.
Mientras tanto, en el ámbito de las noticias falsas, se han detectado artículos en internet afirmando que el empresario más importante de México y América Latina, Carlos Slim, critica y desestima el voto por Morena. Suceso que tiene un antecedente en las elecciones del 2018 que ocurrió una situación similar con el PRI. Estos hechos evidencian cómo se utiliza la imagen de figuras económicas relevantes para condicionar el voto a través del miedo, lo que afecta de manera grave el ejercicio libre del voto. Cabe destacar que el empresario en cuestión, ha desmentido públicamente la información falsa contenida en dichos artículos. Otro incidente sucedió en redes sociales cuando se difundió una imagen de un detenido que decía era el sobrino de Xóchitl Gálvez. Sin embargo, la imagen corresponde a un delincuente común sin relación con la candidata.
Por lo que volvemos a la pregunta del inicio ¿Es posible que estas nuevas elecciones conduzcan a un líder capaz de implementar las políticas públicas que México necesita para avanzar en los próximos años? En mi opinión ninguno de los tres candidatos mencionados son una opción oportuna para México debido a que constantemente están más interesados en disputas que en entablar un diálogo como colegas. Al fin y acabo, siempre existirá diferencias políticas entre todos, pero para lograr un avance como requiere México se necesita unidad por parte de todos los políticos.
De hecho, se ha observado cómo los partidos de la coalición Fuerza y Corazón por México han llamado al voto útil que consiste en votar por tu segunda mejor opción que para ellos sería Xóchitl Gálvez en lugar de votar por Jorge Álvarez Máynez. Sin embargo, esto no es una opción viable puesto que limita la libertad de los mexicanos a votar por quien se sienta representado. A mi juicio lo más recomendable para fortalecer la democracia es un voto dividido porque no solo se juega la candidatura presidencial sino también a los senadores, diputados federales, alcaldes, etc. La mejor manera de mantener y fortificar la democracia mexicana es una división de poderes con el fin de no entregar todo el control a un solo partido.
Las condiciones actuales, caracterizadas por la ausencia de diálogo y cooperación, sugieren un alto riesgo de estancamiento político. Un caso similar ocurrió en Perú, donde la población se vio obligada a elegir entre dos candidatos que no cumplían con las expectativas para el liderazgo del país. En ese contexto, se cometió el grave error de percibirlos como salvadores frente a la amenaza que representaba el candidato opositor. La experiencia peruana nos brinda un gran mensaje y es que no debe reducirse a una simple dicotomía entre izquierda o derecha, ni tampoco a un voto por el «mal menor». Se trata de elegir al candidato más idóneo para el cargo, capaz de conducir al país hacia un futuro mejor. Lamentablemente, en la actualidad, seguimos observando disputas y graves acusaciones de posibles delitos, lo que evidencia la necesidad de un cambio en el sistema político.
Finalmente, quisiera invitar a los mexicanos a reflexionar sobre estas elecciones. Recordando el caso peruano, como nación hermana, ya atravesó por un dilema similar. Por ello, mi recomendación sería que voten con responsabilidad en estas elecciones y no permitan que los políticos les dicten por quién o cómo votar. Deben respetar su derecho al voto libre, eligiendo al candidato que consideren el más idóneo y rechazar tajantemente la política dogmática que no permite entablar diálogos en el gobierno; solo rechazando candidatos obstinados se puede velar por la seguridad y el desarrollo de México.
Nicole Tasca
Redactora de la Sección de Norteamérica
Estudiante de Relaciones Internacionales